La flor de arroz, originaria de las costas del suroeste de Australia, como la Pimelea ferruginea, se adapta bien al clima mediterráneo. Es un arbusto de forma redondeada que rara vez supera el metro de altura, extendiéndose entre uno y dos metros. Sus finas ramillas llevan pequeñas hojas carnosas y producen inflorescencias en forma de pompón, con flores en tonos blancos, rosa claro o magenta. Ideal para jardines de bajo riego, soporta bien la sequía y las heladas leves.
Las matas de la flor de arroz tienen una apariencia natural de cojín o nube, con follaje verde brillante, mientras que sus flores, atractivas para mariposas y abejas, se agrupan en pequeñas umbelas. Los cultivares más populares presentan flores rosadas como 'Bonne Petite' y 'Magenta Mist'. Requiere sol para florecer en abundancia, tolera varios tipos de suelos y necesita riego moderado tras la plantación, evitando el exceso de humedad. Su cuidado es mínimo, siendo resistente a plagas y enfermedades. Se puede usar como ejemplar aislado, en macizos, rocallas o en macetas al aire libre, siendo ideal para jardines de costa y secos.
